
Como os decía, el labial "Headliner", un color sangría parecido al "Rebel" de Mac pero más favorecedor, se ha convertido en uno de mis favoritos. Tanto es así que hace unos días me pasé por el mismo Sephora (esta vez el chico ya no estaba, una pena, me encantó...) y compré otro labial de la misma línea, esta vez el tono "Pop", y son los labiales a los que más veces acudo desde entonces.
Lo que más llama la atención al verlos es su envase, que trae recuerdos del colegio y de las pinturas de cera que utilizábamos, pero esta vez sin sacapuntas, los labiales tienen una base que al girarla hace que suba el producto y nos ahorremos el engorro de los dichosos artilugios. Es un envase muy funcional, aparte de bonito, es el típico labial que al sacarlo del bolso, la gente lo mira. De verdad, me ha pasado.
Pero el envase sería lo de menos si el producto no funcionara, y estos dos funcionan y muy bien. Tienen una duración muy buena, 6h sin reaplicarlos, aunque por supuesto van perdiendo intensidad con el paso de las horas, ya que además son hidratantes y cómodos de llevar, nada pesados, no dejan sensación de sequedad (estoy pensando en ti, Riri Woo) y son súper cremosos, por no hablar de su cobertura que es espectacular.
Tienen un acabado mate-satinado que es muy atractivo y contienen miel, que es un humectante natural, de ahí su sensación cómoda al aplicarlos.
Me gusta además que no contengan parabenos ni sulfatos y que sean sin perfume, hay algunas marcas cuyos labiales me gustan, pero al llevar tanto perfume acabo odiándolos. Ambos los aplico con pincel y sobre perfilador labial, así me aseguro de que no haya transferencias y de aumentar su duración muchísimo.
Y si después de leer el post aún no estáis convencidas de que necesitáis estos dos labiales para vivir, en vuestra próxima visita a Sephora probadlos, y después me contáis. Amor del bueno.














